Con el advenimiento del siglo XX y el ingreso de Lima a la
“modernidad”, quedó sin efecto la norma de no construir más alto que la torre
de Santo Domingo. La llegada del concreto armado, en la década de 1920,
permitió la construcción de edificios altos, con estructuras que no pasaban de
los 20 metros de altura. Fue así que, en 1922, se inauguró el primer
“rascacielos” de Lima, la Casa Wiese (en el jirón del mismo nombre), de 6 pisos
y de estilo neoclásico, construido por el empresario Augusto Felipe Wiese; era
el edificio más alto de Lima. Otros edificios de la década fueron el edificio
“Italia” (del Citibank), el Banco Internacional (jirón de la Unión), el Banco
Italiano (esquina de Lampa y Ucayali) y los edificios Gildemeister y Minería
(jirón Wiese).
El Edificio Wiese fue construido entre los años 1921 y 1930
por la firma Fred T. Ley y Cia. Ltda. por encargo de Don Augusto Wiese.
El edificio se encuentra alineado con la forma del terreno
en esquina de Jr. Carabaya y Jr. Miro Quesada, frente a la actual Bolsa de
Valores de Lima y en el medio del Centro Financiero más importante de la
ciudad.
La primera planta, un espacio espectacular con columnas
revestidas en estucado veneciano rosa y una cristalera central, albergó los
almacenes centrales de la firma Emilio F. Wagner (AyF Wiese S.A) y luego la
sede central del Banco Wiese Ltd. En los pisos superiores funcionaban las
oficinas de los propietarios así como oficinas en renta.
En 1940 la fachada fue remodelada por el Arq. Héctor Velarde
y se mantiene hasta ahora. En el año 2005 es adquirido por Arte Express y
Compañía SAC y sometido a una rehabilitación integral como edificio de oficinas
en alquiler.
Actualmente Arte Express y Compañía SAC está lanzando el
primer Urban Hall, del Centro de Lima en la primera planta del Edificio.
Edificio de la Casa Wiese, entre los jirones Lampa y Miro Quesada, primer “rascacielos” de Lima (1921)
Buena historia... Y en el quinto piso de este histórico edificio desde 1933 estuvo CDOA un coleccionista apasionado de los sellos postales y que durante cuarenta años trabajando en este mismo edificio tuvo la fortuna de acceder a las estampillas de muchas de las empresas que operaban en las oficinas, incluidos los Wiesse separaban los sobres de la correspondencia del extranjero.
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